martes, 23 de febrero de 2010

Comentario de Juan Vilá, en "Algo de libros"

Nada más levantarme leo que han encontrado el whisky y el coñac que Shackleton y sus hombres bebían en la Antártida y así de pronto, el domingo por la mañana se llena de barcos varados en el polo, canciones insoportables de Franco Battiato y una tormenta de hielo que estalla justo a mi lado en el sofá.

Una catástrofre psicocósmica (pronúnciese: pisicocósmica; y a ser posible, con acento italiano).

Ayer era todo distinto, ayer poco antes de la comida había un mail encantador en la bandeja de entrada y un libro que apetecía releer y hojearlo en busca de algunos fragmentos subrayados.

Fragmentos como éste:

La vida, la verdadera vida mentirosa, ocurre en los bares. Aunque uno beba en ellos un refresco de naranja (espacio disponible para publicidad).
La gente tiene una concepción equivocada de la utilidad de un bar. Se suele creer que es un sitio para hacer relaciones laborales después del horario de trabajo, para ligar o compararse, para seguir compitiendo como si no bastaran diez horas diarias o más de torneo desigual, para ser otros sin dejar de ser los mismos, para beber, lisa y abundantemente. Y puede que un bar sirva para todo eso, pero no es su función principal.
La gente va a los bares a sacar de paseo sus historias, dejar que estiren las piernas y que en más de un caso, luzcan esas mismas piernas. No se trata sólo de observar y tomar notas, sino de vivir –bebas o no licores– ese absurdo coherente de la noche, que empieza en la barra y acaba cuando sale el sol, ya sea tras las ventanas o en las entrepiernas.

El libro se llama Yo lloré con Terminator 2 (relatos de cerveza-ficción), escrito por Carlos Salem y publicado por Ediciones Escalera.

Ofrece justo lo que promete en el título: 14 cuentos muy divertidos, entre el género negro y el rollito canalla, con mucho humor y algún arrebato lírico, con atracadores de bancos, asesinos en serie de la tercera edad, artistas de medio pelo, camareras de las que parece imposible no enamorarse y hasta ángeles rubios que se han escapado del cielo porque allí hace muchísimo frío.

Allí también hace frío.


http://algodelibros.blogspot.com/2010/02/catastrofe-psicocosmica-mientras-la.html

Reseña de Paco Gómez Escribano

La literatura de Carlos Salem

A veces, se llega hasta algunas novelas o autores de las formas más insospechadas. Por una crítica en las páginas culturales de algún periódico, por un chivatazo de algún amigo, por una reseña en un blog o, simplemente, porque ojeas un libro y te gusta la portada y la sinopsis. En mi caso llegué a Carlos Salem porque fui a una presentación del escritor Oscar Urra, a quien había visto conferenciar en Getafe Negro. Resulta que Oscar ha publicado sus dos novelas con Salto de Página y al navegar por la web de la editorial conocí a Carlos Salem, aunque yo sabía de un Carlos Salem que lleva el Bukowsky en Malasaña, aquí en Madrid. Resultaron ser la misma persona.

Estuve leyendo aquí y allá sobre él y para Reyes, una de estas tardes en que voy a fisgar a la librería Estudio en Escarlata, me encontré con sus novelas. No compré la primera, sino que me cogí las tres del tirón, aun a riesgo de que no me gustaran, pero no sé por qué, tuve un presentimiento.

Me enfrasqué en la primera de ellas “Camino de ida” (Salto de Página, 2007) y me di cuenta enseguida de que es de esas novelas en las que no puedes parar de leer. Me sorprendió su prosa, sencilla, pero llena de poesía y de surrealismo. La historia es una locura hilarante, una aventura con malos y buenos que transcurre en Marruecos, pero hay momentos en que el lector descubre que los malos no son tan malos y que los buenos tampoco lo eran tanto. Los protagonistas son Octavio, un hombre plegado durante toda una vida a los mandatos de su mujer y que de pronto, por circunstancias que no voy a desvelar, despierta y empieza a vivir; Soldati, un argentino extravagante y medio loco que quiere hacer la Revolución o hacerse rico, lo que primero le ocurra; y el mismísimo Carlos Gardel, que no murió en el trágico accidente de avión y ahora va por la vida de incógnito e inmortal.

(Texto completo en:)
http://blogdelordbyron.blogspot.com/2010/02/la-literatura-de-carlos-salem.html

viernes, 19 de febrero de 2010

Relato: "Ventanas"





http://www.youtube.com/watch?v=5f2RlHxhtfY

Entrevista en "EL COLOQUIO DE LOS PERROS"











(Que te entrevisten siempre es bueno, porque tienes la ocasión de hablar de aquello a lo que dedicas mucho tiempo y más ilusiones. Pero si además la entrevista forma parte de una publicación como EL COLOQUIO DE LOS PERROS,ya es un lujo.
Y si la entrevista te la hace uno de los tíos más inquietos en la promoción del género negro y alrededores, como JESUS LENS, ya es la leche.
Copio el arranque y debajo el link para la entrevista completa. Y recomiendo aprovechar para visitar el número 26 de la revista. No tiene desperdicio.)



—EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿En qué cabeza cabe el convertir al Rey de España en protagonista de una novela de corte negro y criminal?

—CARLOS SALEM: En cualquier cabeza, creo. De hecho, mientras escribía Pero sigo siendo el rey me preguntaba, ¿cómo es que nadie lo ha usado antes como personaje? Ten en cuenta que el rey lleva saliendo en la tele más de 30 años, y aunque no sepamos mucho de su vida “real”, la tentación de convertirlo en personaje de una España bastante delirante, como la que pinto en la novela, era muy fuerte. Tampoco quería escribir un libro en el que el morbo por ver qué le hacía hacer yo al rey fuera más importante que la trama en sí. Y creo que “Juanito” lo comprendió y funcionó bien como secundario de lujo. Yo, al menos cuando releo el libro, lo veo contento de estar metido en esa aventura en la que pueden matarlo pero está muy vivo...

—ECP: En realidad, tus novelas no pueden adscribirse a un género concreto. Son negras, pero también son de viajes... ¿Te gustan las etiquetas literarias?

—CS: Durante mucho tiempo rabié contra las etiquetas. Ahora estoy asumiendo que tal vez sean un mal necesario... como los condones. Y como los condones, las etiquetas literarias a menudo separan de la sensación, aunque protejan contra sorpresas desagradables. He repetido muchas veces que me encanta que me sitúen como autor de novela negra, porque soy un gran amante del género. Amante, pero no novio formal, ya que la experiencia ha demostrado que soy mejor amante que marido... Es decir, que para jugar con el género hay que conocerlo y respetarlo, tomarlo en serio. Sólo entonces puedes saltar los límites sin darte cuenta.


(Texto completo en:)
http://elcoloquiodelosperros.net/numero26/bask26ca.html

lunes, 15 de febrero de 2010

En Lavapiés y en buena compañía

Vamos, que había que volver a ponerse en marcha por el barrio y, con este frío, cuesta lo suyo. Pero para volver a empezar, hay que hacerlo en buena compañía.
En eso ando esta semana.




El jueves 18 de febrero, a las 21.00 horas, en el restaurante y más cosas OESTE CELESTE, participo en una nueva edición de REFLEX-IONES ROCK,
compartiendo espacio nada menos que con Gonzalo Escarpa, Isabel García Mellado, Escandar Algeet, Bolo, Sergio Cruz Placer, Alfonso López y Lesongui Soro.




y el Sábado 20, a partir de las 18,30 horas, en la librería Traficantes de Sueños (Calle Embajadores, 35, local 6), vuelvo a los SÁBADOS NEGROS, para una presentación exprés de Pero sigo siendo el rey, y como orgulloso telonero de ese gran guionista de cómic que es Pepe Gálvez. Para quién nunca haya estado en un Sábado Negro, la experiencia es doblemente recomendable aunque esté yo).
info@sabadosnegros.org
http://www.sabadosnegros.org/


La entrada en ambos eventos es gratis



Gracias y a mandar

Pompas de jabón, la pinícula







El pasado verano colaboré con dos programas de la Cadena SER, dirigidos en ese momento por Puri Beltrán. Me refiero a Octava Planta y Si amanece nos vamos.
Y ahí estaban las grabaciones de varios cuentos,algunos de ellos incluidos en "Yo también puedo escribir una jodida historia de amor", Editado por Escalera. Y daba penita que se perdieran, aunque mi voz también sigue dando penita. Así que lo subo como vídeo o algo parecido.
Intenté lograr el patrocinio de Ricola o Afonisán, pero ni modo, que dirían mis amigos mexicanos. Así que ahí va. Puede que reincida. O no. Hay tanto error por cometer...

miércoles, 10 de febrero de 2010

Reincidiendo, que es gerundio



Hace poco más de un año, de la mano Ya lo dijo Casimiro Parker, volví a cometer delito de lesa poesía, cuando los insignes suicidas de la editorial me publicaron "Si dios me pide un bloody mary". El libro sigue vivo y vendiéndose por ahí (hay gente pa todo, ya lo dijo el torero), pero alentado por la falta del merecido castigo,reincido, en esta ocasión con la editorial Albatros de Ginebra. (para los incultos como yo, tranquis, que el libro está en español y se entiende todo, lo cual no sé yo si es una ventaja). En esta ocasión el editor es el también librero Rodrigo Díaz, quién sin embargo ha pasado con éxito los test psicotécnicos para renovar el carné de conducir.
La foto de portada (la misma que encabeza el blog)es de JOSE NAVEIRAS,amigo, poeta, cuentista y fotógrafo que siempre está ahi cuando lo necesitas

¿El título?
"Orgía de andar por casa"
En cuanto al contenido, se divide en tres partes, que luce más.
La primera,
"Juntas y/o revueltas",
se presenta con el largo subtítulo explicativo e innecesario:
"Desde dentro o desde cerca, pero nunca desde lejos",
y está dedicado a maravillosas mujeres de las que tuve la suerte de estar próximo (en algunos casos no tan próximo como me hubiera gustado,pero a veces algo es mucho).

La segunda parte se llama "Pieles prestadas",y lleva también sibtitulito, verso irregular o vaya uno a saber qué:
"Ya no aspiro a que mi sombra me perdone,
con que no me apuñale por la espalda,
me conformo".

Contiene poemas sobre personajes o situaciones ajenas (o que uno pretende que lo parezcan), entre ellos el viejo tema Dale un cabezazo, que tanto Marcus Versus como yo nos quedamos con ganas de incluir en el libro anterior.

Y la tercera,
"Placeres solitarios"
reune poemas más o menos autibiográficos, pero en esta ocasión
presentados bajo unos versos de ANDRÉS CALAMARO (lo pongo en mayúsculas para prevenir el vacile de Escandar Algeet)
"Según pasan los años puede ser que llegue a ser
un viejo desconocido
el novio del olvido".


LA PRESENTACIÓN SERÁ EN MARZO Y LA FECHA LA SABRÉ EN BREVE , por si no tienes nada mejor que hacer...
Como muestra gratis, dos poemas (más no, que sino luego no lo compras y mi editor se suicida): uno es el que da nombre al libro. y el otro puede que ya lo haya colgado aquí hace unos meses, pero ni tú ni yo tenemos tiempo de sobra como para ponernos a buscar, ¿no?

Orgía de andar por casa



A cierta hora de la noche
todas las mujeres a las que amé
se meten en mi cama.
Traen sólo lo bueno que tenían
o supe ver
nada de ropa
y un coro de gemidos disonantes
que logran acompasar con mi batuta.
Hay de varios colores de pelo y de idiomas diferentes
se superponen
me súper-pongo
y lo hacemos todos a la vez
con lo mejor de los momentos pasados
y es que nos conocemos tanto
que presentimos los orgasmos mutuos
y los celebramos de antemano.


La tímida que follaba como si fuera otra
la tierna muchacha que se corría llorando y después sonreía
la competitiva rubia no importa de qué bote que casi me manda al hospital
y luego tuvimos que ir los dos
la apasionada oral que llegó a hacerme sentir celos de mi sexo
porque le contaba tan de cerca lo que a mí me ocultaba
la inolvidable militante trotsquista de cuyo nombre
no consigo acordarme pero de su culo sí
la milagrosa mariposa pelirroja que flotaba y me hacía flotar con ella
la psicóloga que hizo su tesis boca abajo
mientras enumeraba mis complejos y embestidas
la loca de atar a la que le encantaba que la aten
la suicida del sexo que quería batir un record guinness
y sólo nos faltó el polvo del adiós para lograrlo.


Siguen llegando y se mezclan los rostros
pero no sus sabores que conservo intactos.

Nunca pensé que en esta cama hubiera sitio para tanta gente
o que tanto amor fuera posible para un tipo
cuya única habilidad erótica
ha sido la felicidad del desconcierto
y un par de trucos que aquí no pienso revelar.


Me pregunto con qué rasgos me clasificarán
en sus propios anales vaginales
qué caricia recordarán de mí
cuando alguna noche dejen entrar a sus fantasmas en la cama
para que las amen a la vez
para follarse el tiempo
y borrar con fricción y besos
el borrón de los finales.


Los nombres no importan
si todas ellas
se llamaban ELLA
cuando intentamos el error de ser uno
y en realidad
éramos tantos.


Se marchan hacia sus vidas de hoy
me dejan exhausto y con nostalgia
la orgía de andar por casa ha terminado.
Pasaré el resto de la noche recogiendo
vellos púbicos y recuerdos
en mi almohada.


Hyde & Hyde


I

Ahora que he renunciado
de momento
a las pociones
toca asumir mi condición de villano de opereta.
La culpa revolotea
mariposa de papel albal
y sus alas cortan como alfanjes.

He fumado demasiado en demasiadas camas
el cigarrillo de después
y en cada tos se me escapa un beso
para nadie
que pueda recordar
sin que otra mariposa
me rebane una loncha del corazón
o de la polla
(aún no aprendí a diferenciarlos).


II

Me gusta de a ratos
ser la bestia que acecha
los callejones sin salida de tus ingles
pero estoy tan cansado de soltar carcajadas de hielo
que para variar y sin que sirva de precedente
seré bueno
hasta el lunes por la tarde.

No me divierte el trabajo de engendro
a jornada completa
pero el mal
apréndelo querida
antes de que sea tarde en tus pestañas
no está en mi triste deambular por las sombras
sino en las aspirinas con receta
que el doctor jekyll te prescribe
para curar melancolías.

El monstruo es él
y yo sólo un adicto del amor que sangra
cazo porque lo que me gusta
no lo envasan al vacío
mato cuando me estoy muriendo
por verte
y me marcho para no saber
que no has venido.


No es un lobo inaudito en la ciudad
ése que ruge de dolor cuando anochece
soy yo
que te busco entre las sombras
de víctima en víctima
sin saber quién eres todavía.


III


Me acusan de tantos crímenes pueriles
que me avergüenza confesar el único
y reciente:
he matado al buen doctor
ya no hay jekyll al que volver por las mañanas
pedirle que recicle y saque la basura
pague las facturas puntualmente
y de comer a la palomas.

Ya no hay jekyll
amor
sólo este hyde & hyde que soy
el amante de los eclipses de sol
de las muchachas alunadas
como tú
el habitante de las peludas penumbras
en las que te desnudas
para volver a ser tu propio monstruo.


Así que tú decides
amor:
no vuelvas a llamarme
o deja abierta tu ventana
como todas las noches
para que la bestia vuelva
con el apetito intacto
pero sin moralejas
ni coartadas
a devorarte el coño
y la esperanza.

martes, 9 de febrero de 2010

Mujeres con gato (V)



Equipaje de caricias


Las mujeres con gato viajan con ellos, aunque crean que los han dejado de guardia en sus pisos, al cuidado de sus plantas y macetas, custodios de los peluches y muñecos que certifican que siguen siendo niñas.
Los gatos no pagan billete de tren, porque basta verlos para saber que cuando vamos, ellos están de vuelta. De allí que ellas crean que los han dejado en casa, olvidando que una mujer con gato es mucho más que una asociación felina.
Pero si en mitad del trayecto, una mujer con gato que cree viajar sin él, siente la necesidad de acariciar lo que deja atrás, allí está el lomo del gato, en la memoria, para que la caricia no deje más huella que la ausencia.
En los pisos temporalmente vacíos de ellas, los gatos centinelas recogen recuerdos felices para que las mujeres con gato, al volver, tropiecen con ellos y recuerden que ya están en casa.
Y los recuerdos, cuando ellas los levantan del suelo, ronronean.

lunes, 8 de febrero de 2010

Mujeres con gato (IV)

Hay mujeres con gato que no tienen gato.
Pero lo tendrán.
O llevan, caminando a su ritmo, dos huellas más atrás, un gato que se funde con su sombra, y que se encrespa cuando ve que están a punto de pisar la baldosa floja que espera en el camino de toda mujer, con o sin gato.

Las hay que no han conocido aún a ese felino de brumas que, más que perseguirlas, las protege, acaso porque la noche se come las sombras a lametazos y el gato, discreto, se deja lamer.

Hay mujeres que acarician gatos hechos de suspiros, y con nuevos suspiros los amasan cuando cualquier otra presencia en su cama sería un dolor o una derrota.

Y una mujer con gato, aunque a veces pueda olvidarlo, es invencible.

En ON MADRID, entrevista de Juan Vilá

miércoles, 3 de febrero de 2010

Mujeres con gato III


Ignoro qué hora es, algún momento entre el asombro de la noche y las dudas matinales.
En la habitación, los tres permanecemos despiertos para ignorar al amanecer.
Yo sigo en su cama, el gato reina en una esquina del colchón y ella busca algo por el cuarto, desnuda y en puntas de pie.
El gato repite su caminar y no podría decir cuál de los dos es más felino, quién enseñó a quien esa forma de andar sobre tacones de aire.
Ella se exhibe y lo agradezco, pero al mismo tiempo es una niña que anda de puntillas porque cree que así podrá volar y puede; será siempre una muchacha golpeada e invicta, a la que nadie podrá derrotar, salvo ella misma.

Desaparece escaleras abajo y adivino que tras las ventanas cerradas de su buhardilla, la mañana comienza a cavar sus trincheras.
Cava bien, la mañana, en mi confianza, y me pregunto cuántas veces habrá bailado ella este ballet doméstico de mujer con gato, para unos ojos de paso con ganas de quedarse.
Interrogo mentalmente al gato, que se limita a mirarme burlón y sonríe con desprecio.

Aparto la mirada y la fijo en el trozo del suelo en el que empieza o acaba la escalera de caracol, que hace honor a su nombre por la lentitud babosa con que tarda en devolvérmela.

La cabeza de ella asoma, el gesto entre el pudor y la picardía.
Me basta con ver sus hombros para saber que ha subido como bajó, gatunamente en puntas de pie.

El gato ya no la imita, sólo me mira con ojos fijos y rasgados.

Ella trae algo, nunca recordaré qué es, y lo lleva al otro extremo del cuarto.
Le digo que me encanta verla andar así y me responde que así es como camina cuando está a solas con su gato, o me invento esa respuesta, maldito titiritero manco, para convertir en futuro texto un momento-tatuaje que no querré borrarme.
Y sonrío, convencido de que no importa cuántas veces haya caminado así, importa que esta noche ella danza para mí, y su sonrisa augura que tal vez habrá más noches y
el amanecer se retira, derrotado.

El gato me mira, comprende que comprendo.
Y me guiña un ojo.

Mujeres con gato II



(Fragmentos de algo que estoy escribiviendo. La imagen es un cuadro de la artista chilena Parnalú))



Siempre he sentido debilidad por las mujeres como ella, que son conscientes de su cuerpo pero no están pendientes de él, que hacen con su pelo lo mismo que con la vida: sacudirlo, apartarlo, recogerlo y en un impulso nada calculado, desatarlo.

Mujeres testarudas, firmes y un poco cabezotas, que a fuerza de darse de cara contra los muros, optan por hacerlo con los ojos bien abiertos y por eso adquieren esa expresión de perplejidad avisada, la frente libre de las arrugas que produce la espera del golpe, las cejas como tenues aleros de unos ojos que quieren seguir viendo incluso cuando duermen.

Mujeres dueñas de una inteligencia tan aguda que acaba pinchándoles donde más suele doler, que poseen la suficiente lucidez para presentir sus propios errores y la necesaria generosidad como para celebrar en honor a esos mismo errores, cuando llegan, una discreta fiesta de bienvenida.

Mujeres que conocen la exacta frontera entre el amor y el sexo, saben recorrer ambos territorios con pericia de nativas, pero buscan siempre el hueco en la alambrada que los separa, la tierra de nadie que no concede pasaportes pero sí gemidos y suspiros.
Mujeres puñeteramente interesantes porque ocultan un secreto de integridad nada solemne que uno nunca podrá comprender aunque te pegues a ellas durante años. Y por eso, tal vez por eso, uno siente más ganas de pegarse a ellas.

Este tipo de mujer.

Ese tipo de mujer del que yo, si fuera listo, escaparía a tiempo.

martes, 2 de febrero de 2010

Mujeres con gato


Tienen secretos en común, códigos que exceden los tópicos, sonrisas que siempre te dejarán fuera de su curva. Y no me vengas con el rollo de la soledad y las compañias que no exigen nada más que un plato de pienso y un laguito de leche, no me cuentes la teoría banal sobre el privilegio de castrarlos como si nos castraran a nosotros, para que no nos maten las dudas en cualquier tejado ajeno.

Sabes que no, que es otra cosa lo que ocurre entre las mujeres y sus gatos.

Puedes pasarte medio siglo de tu vida intentando conocerlas, y puede que al ver afilarse alguna madrugada en la que te sientes absurdamente invencible, creas que has logrado ver algo bajo las faldas de ese misterio de mujer con gato.
Te equivocas.
Y lo sabes.
Los gatos también,
Por eso sonríen así.