miércoles, 29 de febrero de 2012

Un cuento: "La maldición".

( este relato breve sed publicó hace un tiempo en una antología de relatos de terror y similares, en elmundo.es)

" Siempre me dijeron que era guapo, amor mío. Incluso antes de convertirme en vampiro. Las primeras palabras de mi madre fueron: 'no hay un bebé más bello en toda Bretaña'. Pero a los dos años fui mordido por aquél caballero al que mis padres dieron asilo en el castillo, y la siguiente vez que mamá me hizo un cariño, fue la última. Papá se enfadó bastante. Me recluyó en una mazmorra, pero hasta los criados que, aterrorizados, se asomaban a verme, decían que nunca habían visto un niño tan tan hermoso. Esa belleza me sirvió para escapar, cuando llegué a la pubertad y una de las siervas me liberó para iniciarme en las artes del amor. Una muchacha deliciosa, pese a su origen humilde. Y muy jugosa. Papá, tal vez por las penurias pasadas, sabia peor. Y esa perfección mía que todos señalaban me sirvió para sobrevivir hasta que dejé de envejecer, hace 250 años.¿Sabes cuántas mujeres me han amado, sin que yo pudiera ofrecerles más que desconfianza y un mordisco en el cuello? No lo digo para despertar tus celos, amor, sino para que me comprendas. Hasta que te conocí, nunca supe si caían a mis pies por que soy atractivo o por la fascinación que, dicen, ejercemos los vampiros sobre los mortales. Recuerdo con afecto a esa pintora rusa que hizo de mí decenas de retratos, sin que yo me reconociera en ninguno. Nuestro romance acabó una mañana, tras el desayuno. En realidad, yo la desayuné a ella, convencido de que me engañaba al pintarme. Y así pasé siglos de soledad, hasta que te hallé, ya en 2010, en un bar de Malasaña. No te mentiré: si sobreviviste a nuestra primera noche fue porque eres ciega, y cuando recorriste mi cara con tus dedos, supe que no mentías, como hacen los espejos al regalarme el vacío por respuesta. En este año juntos, tu amor me rejuveneció, me hizo creer que podía vivir como un hombre normal, un ser social. Pero no es así, mi amor. No es así. He atravesado las centurias sin poder ver mi rostro, pero ya no soporto esta maldición: la imposibilidad de colgar una foto mía en mi perfil de Facebook. Por eso te dejo esta carta mientras duermes, tras una noche de pasión. El sol está ya alto en el cielo y tras besar tu frente sin mirar tu dulce cuello, saldré a la calle para que sus rayos acaben con mi tortura. Se puede vivir eternamente siendo un vampiro, pero no siendo un vampiro vanidoso.
Tuyo, siempre,
Narciso".

lunes, 27 de febrero de 2012

Un relato: "Cara de nada"


(un relato de la Segunda Edición ampliada de "Yo también puedo escribir una jodida historia de amor" (Ediciones Escalera, 2012)


Cara de nada


Sotanovsky perdió la cara una mañana de viento, pero estaba tan ocupado que sólo se dio cuenta al día siguiente, cuando intentó en vano afeitarse frente al espejo. 
La buscó en la calle, en su trabajo, y en  la oficina de Objetos Perdidos. 
No tuvo suerte. Ninguna de las caras archivadas por orden alfabético se parecía a la que había perdido.
Y como estaba tan ocupado, lo fue dejando estar.
Aquello tenía sus ventajas. Podía reírse de la gente sin que nadie lo advirtiera, y disfrutó bastante bostezando mientras su jefe le hablaba. Ya no tenía que fingir que se le había caído un bolígrafo al suelo para atisbar bajo las faldas de sus compañeras de trabajo, y en el metro se ahorraba la incomodidad de mirar hacia otro lado cuando conseguía un asiento y había ancianas de pie. 
No podía hablar. No como antes. Pero pronto cayó en la cuenta de que tampoco era una gran pérdida: la mayoría de la gente no escuchaba, en realidad.
Y pese a que había perdido la cara, Sotanovsky comenzó a ser feliz, de un modo inédito. Sus hijos aceptaron el cambio con facilidad, y se acabaron las peleas por dilucidar cuál de los dos se parecía más al padre.
Su mujer se enamoró de él otra vez, con pasión renovada, y en la intimidad del dormitorio lo inventaba cada noche como un amante distinto, a base de bigotes, gafas, narices postizas y pestañas rizadas. No es que pareciera muy sensual, pero se reían bastante, más que nunca antes. 
Sotanovsky cobró confianza, se atrevió a lo que antes sólo soñaba, y una tarde, con su expresión más soñadora, volvió a su barrio de adolescencia y le habló de su amor imposible a su amor imposible. 
Ella no dijo nada y lo besó, calculando dónde estaría la boca y casi acierta. 
Se dedicó a la política, y la adaptabilidad de sus facciones lo convirtió en el candidato ideal. Arrasó en las elecciones, aunque la oposición aseguraba que sus carteles electorales denotaban cierta falta de personalidad. 
Dictó leyes justas y aceptó pocos sobornos. 
Su lema para la  segunda victoria fue «Al mal tiempo, ninguna cara», y en un arranque de soberbia ordenó que las monedas del país, a partir de ese momento, cayeran siempre en cruz cuando se las arrojaba al aire. 
Un día, al bajar del avión presidencial tras una gira mundial, sintió el golpe de viento, la alarma de sus guardaespaldas, y lo supo.
Ordenó disparar. 
Demasiado tarde. 
La cara planeó como una hoja, esquivando las balas, y se pegó a su cara. 
No hubo manera de despegarla. 
Se desmayó.
Al despertar, un policía le preguntaba enfurecido qué había hecho con el presidente y lo trató de impostor. Su mujer tampoco lo reconoció, y su amante amenazó con denunciarlo si volvía a molestarla.
Perdió el poder y la familia. 
En su viejo empleo no lo admitieron, y se dedicó a caminar por las calles de la ciudad como un vagabundo, de cara al viento.
En su lápida escribieron: «Aquí yace un hombre que no supo plantarle cara a la vida», y ante su tumba sólo se detienen los ciegos que se pierden en el cementerio, persiguiendo la estela de los gatos que aprovechan el sol.

domingo, 26 de febrero de 2012

Un sueño del Poe

Un sueño del Poe

Los sueños de los muertos son como los sueños de los vivos,
pero con menos prisa.
Los muertos no se impacientan.
Por eso sé que este sueño es el sueño de un vivo.
Me desespero, renuncio a mis corazas,
y desnudo voy con mis miedos por bufanda.
Es un sueño febril, estoy enfermo y deliro,
alguien me alimenta
y me da medicinas
y me come la polla.
Todo con la misma solícita ternura que sólo merece el condenado
el día antes de su ejecución.
La mujer que me cuida es Maggy y al mismo tiempo es Lucy,
Lucy-cabeza-de huevo, la dulce muchacha calva
que saltó por mí desde un séptimo piso,
sin saber que me arrastraba con ella.
Deambulo por pasillos y alguien me sostiene,
mis piernas son de una material más blando que las nubes.
Pero aún así me resisto,
escapo a la oscuridad
y desemboco en un callejón que acaba en un edificio.
Es un restaurante, un viejo café, una posada digna de D Artagnan.
Tras los cristales sucios,
hay manos que me llaman,
ojos que me juzgan o me compadecen.
Los reconozco: Stevenson, London,
Cortázar bebiendo a morro de una botella de vino
seguramente francés,
Borges con su mirada líquida
que oculta un mar que cabe en un charco,
son tantos
y se ven tan satisfechos,
tan desgraciados y perfectos.
También está Chandler,
finiquitando una botella de whisky junto a Poe,
el verdadero Poe con un cuervo en el hombro.
Me llaman, señalan la puerta, sonríen,
¿Me animan a entrar o se burlan de mí porque saben que nunca lo conseguiré?
Me acerco a la puerta y antes de tocar el pomo sé
que si la empujo se abrirá,
y también que no quiero entrar, no por esa puerta.
Seguir el camino sería lo mismo que tomarme en serio
y sé que si me tomo en serio,
empezaré a soñar como sueñan los muertos.
Con la cara pegada al cristal,
Osvaldo Soriano
con un cigarrillo en la mano,
me dice algo que no logro entender,
y Conrad me hace cortes de manga
con elegancia digna del inglés más solemne.
Soriano grita, gesticula.
Pego el oído al cristal y creo entender que me dice
que tenía que ser divertido,
¿o que no tenía que serlo?
Retrocedo y Borges sonríe desde su caparazón,
levanta su bastón y me invita a entrar de una vez.
Detrás de él,
Vonnegut le hace con los dedos el gesto de los cuernos
y luego lo abraza como a un amigo viejo.
El ciego saca una bolsita de terciopelo rojo de su alguna parte,
despeja la mesa y empiezan a jugar a las canicas.
Pero no son canicas,
son los huevos de mi talento y ahora nunca sabré
cuál es el derecho y cuál el izquierdo.
Escapo.
Sólo unos pasos, porque el callejón ha desaparecido y no tengo adónde ir.
Ahora veo que la fachada del edificio sólo tiene esa puerta.
El resto está pintado sobre los muros: ventanas,
decenas de ventanas que parecen reales y no lo son.
Me asomo por una y voces del pasado me reclaman.
Me asomo a la siguiente
y sólo hay viento cargado de ecos.
Me asomo a otra ventana y se oye el mar.
Me dejo caer y el mar se traga,
un mar caliente,
lleno de bocas sin dientes,
que pronuncian mi nombre
y es siempre,
siempre,
siempre,
el nombre de otro.

Genealogías

Soy el primo hermano del viento 
que te silba entre las piernas,
el pariente lejano de tus sueños de princesa
desfilando por el fango,
el cuñado de todas las ventanas 
que se empañan a tu paso,

Y por suerte,
el vecino que duerme cerca
cuando sin querer
dices tu nombre perdido,
que también es mi nombre
y no tiene apellidos.

Ama-polen

El polen que brota de tus pezones
en una provocación para las abejas
que viven en las puntas de mis dedos.

Tu mirada oriental me desorienta
y brujulea hacia un sol siempre a punto
de cae sobre nosotros.

Imposible se llamaba mi bisabuelo.
Él también amó a una sirena en tierra firme
para fundar un edén de arenas bebedizas.

Mañana
es una promesa que se borra
en un cartel electoral
recién pegado


Ahora,
las abejas,
el polen,
tus pezones,
lo que te hace mejor que una sirena,
todos y cada uno de tus ojos,
y la cinta de moebius de esta noche
que nunca se termina
y siempre acaba de empezar.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Scherezade

Scherezade
(Para la sultana)




Soy una scherezade con pelo en las piernas
y la voz adecuada para doblar películas de miedo.
Hace siglos que debieran haberme cortado
la cabeza
porque mis cuentos no tienen moraleja
siento simpatía por los 40 ladrones
y pienso que alí babá fue un chivato de la pasma
(acaso el primer intermediario de la historia
en el blanqueo de dinero.)
Nunca me quedo mil noches
en el mismo dormitorio
y mi tercer deseo para el genio de la lámpara
es que me pague la factura de la luz
o que se muera
con su sonrisa de presentadora de la tele.

A veces me pregunto
para qué seguir contando historias
inconclusas
mientras el verdugo-funcionario espera
-cobrando las correspondientes horas extras-
a que una noche no sepa continuar
y done mi cuello a la ciencia afilada
de su hacha.

En realidad
me han decapitado tantas veces
sin saberlo
las mismas gentes
que suelen regalarme bufandas de cristal
por mi cumpleaños…
Pero no consigo aprender otro oficio
que el de arrancar del aire las palabras heridas
ensartarlas sin piedad en un collar barato
y regalártelo.

Tal vez
cuando estoy a punto de saltar
desde el balcón de palacio
me convenzo de que en alguna parte
y de alguna manera
esperas mis cuentos
con impaciencia de sultana.
Y por eso cierro la cortina
me echo al cuello una de las bufandas invisibles
imagino tu mirada
que deslumbra
y sigo contando
hasta que llega el día.

De Madrid a Laponia, pasando por Eurovegas



Yo pienso deque

De Madrid a Laponia, pasando por Eurovegas
Carlos Salem

Tantos brillantes y brillosos cerebros gubernamentales estrujando sus privilegiadas meninges para buscar salidas a la crisis y frenos para la molesta tendencia del personal a no dejarse recortar lo irrecortable, y la solución saltaba a la vista.
Marca el camino, casi sin darse cuenta, Esperanza Aguirre, con la colaboración de un creativo miembro de la patronal y un magnate yanqui, de esos que se las saben todas, y si no, se las inventan.
Sólo había que unir la piezas y en un par de años volveremos a atar los perros con longanizas.  El parado que no acepte un curro, aunque sea en Laponia, que se quede sin paro, pese a haber cotizado toda su puñetera vida para tener ese derecho, declara el presidente de la Comisión de Economía y Política Financiera de la CEOE José Luis Feito.
Y todo el mundo se lanza sobre este visionario, hasta sus jefes ceoeros, que se desmarcan de la genial medida. Nadie es profeta en su tierra, señor Feito, aunque sea tierra quemada.
Por su parte, Esperanza Aguirre (tan antirrepublicana, ella, y sin embargo empeñada en hacer de Madrid su propia república churrera), dice que tal vez habría que bajarse las leyes - y lo que haga falta- para que el potentado del juego Adelson no se lleve su Eurovegas a Barcelona u otro sitio. Total, el hombre no pide casi nada: tratamiento especial en materia fiscal, no pagar Seguridad Social, permisos de trabajo a la medida de sus necesidades, tierra regalada en cantidad, y que le pongan Cercanías, Metro y AVE en la puerta del casino.
 Y aquí está la clave para que este Mister Marshall con las mangas llenas de ases no pase de largo, y para resolver todos nuestros problemas.
El Metro de Madrid, el más barato y bonito del mundo según Aguirre, debería llegar no sólo hasta Eurovegas, sino también hasta Laponia, para que los parados que reciban ofertas de allí puedan acudir a diario al currelo. Y hasta Valencia, para poder mandar antidisturbios en minutejos cada vez que peligrosos terroristas armados con libros reclamen algo. Y ya puestos, hasta Berlín, oye, por si la sita Merkel tiene que despachar con Rajoy y anda corta de tiempo.
Como siempre, el amigo americano indica el camino del futuro, y no sería raro que los jefes del señor Feito (¿con o sin tilde?) acudan al boss Adelson para evitar el conflicto social y profundizar (verbo inquietante en un caso como el presente) en la reforma laboral que les supo a poco.
¿Quieren despido libre y los sindicatos y los trabajadores no?
¿Por qué no jugarse el asunto a la carta más alta en Eurovegas?
¿Una conquista anacrónica como el derecho a huelga es un escollo para el florecimiento de la ecomonía de unos pocos?
Pues se decide apostando en la ruleta o, mejor aún, en una tragaperras de la marca Franco, que seguro que esas no las quitan.
Lo mismo con la píldora del día después, la Ley del Aborto y todas esas medidas urgentes y fundamentales para salir de la crisis que desvelan a nuestros recién  estrenados -y tan gastados ya- gobernantes.
Yo, en su lugar, me ahorraba una buena pasta en sueldos de diputados y todo eso que por unos años será un mero adorno, firmaba un acuerdo con Mr Adelson y confiaba el asunto al azar de los casinos.
Total, ya se sabe: siempre gana la banca.

martes, 21 de febrero de 2012

...y Rajoy soltó los perros

Yo pienso deque

...Y Rajoy soltó lo perros
Carlos Salem


El silencio oficial del candidato mas votado en las recientes elecciones, sus palabras con cuentagotas o ante micrófonos indiscretos, las deformas laborales que provocan la risa floja en los capos empresarios, los cambios de cara a la galería para no admitir que la receta mágica que decían tener contra la crisis se limita a cambiar de culo en el mismo sillón; todo eso que olía tan mal en poco tiempo, no alcanzaba.
Si no se puede dar al pueblo pan y circo, pues se le dan palos.
El enemigo son chavales de barba rala, niñas en minifalda o vaqueros de culo caído, tratados como terroristas por pedir un futuro aunque sea remoto. El homenaje al "demócrata" Fraga, aquél que presumía de que la calle era suya antes de cambiar de camisa azul a chaqueta gris, es mas que evidente.
En Valencia se ve lo que vendrá, lo que ya vino, lo que muchos trajeron a fuerza de repetir como bobos el derrotista mantra de " son lo mismo".
No sé quien fue el primero en decir que "los pueblos tienen los gobiernos que se merecen", pero además de cínico,era lucido, el cabrón.
Lo malo es que lo estudiantes de instituto de Valencia no siquiera votaron, pero pagan las consecuencias.
Mariano y sus chicos soltaron los perros para morder la verdad que ya asoma, incuestionable: no tiene soluciones, solo palos.
Bueno es saberlo.
Para no protestar.
O para hacerme con un palo.

lunes, 20 de febrero de 2012

El otro

El otro


Soy un extraño que vive conmigo
y a menudo me asusta su distancia.
Enciendo cerillas para iluminar tu camino,
pero él puede apagarlas de un soplido,
dejarte a oscuras y temblando de frío.

No siempre lo controlo, no siempre quiero.

Él manda en mi soledad,
yo en las ventanas que abro
para asomarme a tí
o saltar al vacío con los brazos pegados al cuerpo.

La acera espera, armada de paciencia,
a que me rinda una vez más a su avidez de sangre en desperdicio.
Quiere mis pasos que se van, no los que vuelven,
quiere que haga lo de siempre y me mude a mi nunca.

Contigo, por motivos que conozco o imagino,
el otro está escondido.
Pero tarde o temprano saldrá, a segarme las sonrisas
con su guadaña de olvidos.

No lo llames
amor
por su cuenta aparece y me arrastra hasta un lugar
en el que nadie me puede tocar,
donde todo es humo de hojas secas y folios
con versos que se borran antes de que acabes de leerlos.

Lo que me duele no es que venga
sino avisar que viene, y que nadie me crea
hasta que es demasiado tarde.

Confieso que no quiero matarlo y que podría,
que envidio su capacidad de necesitar a nadie.
que me fascina su desapego y lo combato
abriendo el pecho al viento que me traes.

He intentado defenderte de él y de mí,
esta guerra era un asunto de familia,
pero estás dentro ya, y cuando el otro venga,
tal vez podamos enseñarle a reír de buena gana,
evitar que nos aplasten sus presagios,
seducirlo juntos y hacer con él un trío
que habite nuestra vida y nuestra cama.

O tal vez no.

Conmigo es fácil el error de creer saberlo todo,
pero él también soy yo
y con él
nunca se sabe.

Hasta el 15 d marzo, plazo para mandar tus relatos al Premio de Cerveza-Ficción



I Premio Internacional de Relatos de Cerveza-Ficción
con una dotación de 2.000 euros
destinado a fomentar la creación literaria en esa modalidad narrativa.


Bases
1.- Podrán participar en el certámen autores de cualquier nacionalidad, con la condición de que sean mayores de edad
en sus respectivos países y los relatos enviados estén escritos en español.
2.- La extensión de los relatos será de un mínimo de 7 páginas y un máximo de 12, mecanografiadas a doble espacio,
por una sola cara y en cuerpo 12. Cada participante podrá enviar un máximo de dos relatos.
3.- Los relatos participantes deben referirse, de un modo amplio, al concepto de Cerveza-Ficción (expresado en el
documento “Principios de la Cerveza-Ficción” al que se puede acceder en www.edicionesamargord.net y, en general,
estar relacionados con el ambiente nocturrno y la cerveza, explotando los aspectos literarios del tema. No se trata de
centrar los relatos en el consumo excesivo de cerveza, sino en la función que cumple en cuanto elemento de relación
social en el más amplio sentido.
4.- Los relatos se enviarán por correo electrónico, escribiendo en el asunto la leyenda “I PREMIO INTERNACIONAL
DE RELATOS DE CERVEZA-FICCION”. En el mensaje se adjuntarán dos archivos de Word. Uno de ellos debe
contener el relato firmado con seudónimo, y el otro, bajo el título PLICA, incluirá el nombre y dos apellidos,
seudónimo, dirección, teléfono y fotocopia del DNI o documento acreditativo similar.
5.- Sólo podrán intervenir obras inéditas, no premiadas y aquellas cuyos derechos, en su totalidad, obren en poder del
autor. El escritor afirma que la obra es original y de su propiedad y en consecuencia se hace responsable respecto a su
propiedad intelectual y patrimonial por cualquier acción por reivindicación y otra clase de reclamaciones que al
respecto pudieren sobrevenir.
6- El plazo de envío de originales comienza el 20 de enero de 2012 y finaliza el 15 de marzo de 2012. Los trabajos
serán remitidos a cervezaficcion@edicionesamargord.com
No se mantendrá correspondencia con las personas que participen.
7.- Los relatos enviados que se ajusten a estas bases serán publicados en la página web www.edicionesamargord.net, en
la que los lectores podrán votar por ellos. A partir de una fórmula que tendrá en cuenta esas votaciones y el criterio de
un comité desginado por la organización, se establecerá un total de trece relatos finalistas, que formarán parte de un
libro recopilatorio del certámen. La publicación por parte de la editorial del relato ganador y los relatos finalistas en este
volumen no implica privación de derechos de autor/a para su publicación posterior. La lista de los finalistas se dara a
conocer en acto público que se convocará a traves de las web, el 12 de abril de 2012.
8.- Entre esos finalistas, un Jurado formado por escritores y personalidades relacionadas al mundo editorial y presidido
por Carlos Salem, designará al ganador del I Premio Internacional de Relatos de Cerveza-ficción. La decisión del
Jurado será inapelable.
9.- El fallo se comunicará el 26 de abril de 2012, en acto público en presencia de los finalistas que puedan asistir, y en el
acto se hará entrega al ganador el premio de 2.000 euros, sobre el que se realizará la retención de impuestos según la ley
vigente.
10.- El hecho de concurrir a este certamen implica la aceptación de las presentes bases y las decisiones del jurado, que
serán inapelables.
Madrid, enero de 2011

viernes, 17 de febrero de 2012

Empatar por goleada

Empatar por goleada


Tuve un tiempo en el que fui
un joven perdedor
con el pelo así de largo
dispuesto a calcinar
el pasto de las letras con mis textos incendiarios.
La vida era un partido con el árbitro comprado
y yo nunca pasaba de la mitad del campo
por miedo a meter
un gol sin querer
y después tener que celebrarlo.
Pasé bastante hambre
como indican los manuales del maldito
y conseguí algunas muchachas
que luego se marchaban
al ver que ni yo entendía mis escritos.

Tuve un tiempo en el que fui
un joven ganador
con el pelo así de largo
resuelto a rescatar
al mundo de su error
con mi fuego revolucionario.
La vida era un partido a todo nada
y yo tiraba siempre a porterí
aunque estuviera en los vestuarios
nunca acertaba
pero había que intentarlo.
Pasé un poco de hambre
y saltaba de un empleo al otro
conseguí algunas muchachas
que luego se marchaban
casi siempre con un rubio en una moto.


Tuve un tiempo en el que fui
un no tan joven ganador
con el pelo menos largo
empeñado en encajar
en el sistema y desde dentro cambiarlo.
La vida era un partido con revancha
yo jugaba en equipo,
copiaba los regates
y hasta que mis principios
me echaron de la cancha
metí unos cuantos goles que casi me cambiaron.
Ya no pasaba hambre
o acaso había perdido las ganas de comer.
Conseguí algunas muchachas
pero luego me marchaba
en busca de algo nuevo que perder.

Tuve un tiempo en el que fui
un maduro perdedor
(el pelo mejor no mencionarlo )
y escribía un libro y luego otro
aunque nadie quisiera publicarlos.
La vida era un partido que no televisaban
y yo pateaba novelas sin mirar
por el simple gusto de patear
por eso tardé bastante en darme cuenta
de que algunas entraban.
Ya no pasaba hambre
o acaso me había acostumbrado
conseguí algunas muchachas
pero siempre me marchaba
para ver salir el sol desde otro lado.

Ahora
tengo un tiempo
y no sé cuándo se acaba.
Paso más sed que hambre
me afeito la cabeza por las dudas
escribo sólo lo que me gusta
y a veces me pagan.
He aprendido que el verbo conseguir
no sirve para conjugar a una muchacha.
Y por suerte no me quiero ir
y por suerte tú no te has marchado.
La vida es un partido que vale un campeonato
y el rival tiene mi misma cara.
Pero voy a jugar hasta el final
desoyendo reglamentos
y silbatos.
Ya no quiero ganar
Ya no quiso perder
Ahora voy
a empatar
por goleada.

jueves, 16 de febrero de 2012

Bolero a 4 patas

Bolero a 4 patas

Tus fugas hacia dentro pero cerca,
mi verbo que te teme y te provoca,
la realidad ajena tras la puerta,
las penas que cayeron con la ropa.

Mis celos cuando besas la cachimba,
tus miedos, como venas de una rosa,
querer la eternidad y no pedirla,
el vino dibujándote la boca.

Tu culo respingón, tu cuello tallo,
los poemas que  te curvan las caderas,
todo lo que me dices cuando  callo,
tu sonrojo si te nombro mi pantera.

El tiempo que vendrá si lo traemos,
mis manos que te visten de caricias,
ese viaje a Paris que nos debemos,
tu coño, que es el jardín de las delicias,

Mi sístole bailando con tu diástole
("como dos locos bajo un chaparrón de gotas" )
tocarnos como un poema en braille,
este secreto que tanto se nos nota

El asombro de los otros, sus prejuicios,
Y este bolero a cuatro patas que nos brota
de un amor que es redención y vicio,
vencedores de todas las derrotas.

jueves, 2 de febrero de 2012

Testamento de dudas

I
¿Que será de estos textos míos, tan ajenos,
el día que ya no esté para nombrarlos?
¿Quién recogerá del suelo los versos
cuando se deshoje el tiempo que me toca?

¿Calcularán mis descendientes unos improbables beneficios,
o negarán toda relación con este trilero de poemas
que sólo quiso meter la mano y la palabra bajo las faldas de la vida?
(y alguna vez lo hizo)

¿Disputarán mis amantes la provocación de una estrofa,
olvidando que amar es repetirse a uno mismo?
¿Organizarán un congreso de despechos y perdones
con los pechos al aire y las copas y las piernas en alto?
¿Lamentarán haber entregado sus favores a un autor
más preocupado del misterio de unas ingles
que del devenir de  los mercados?

Por suerte no lo sabré. Por eso escribo. Por eso amo.

II
¿Y tú?
(sí, tú, ya sabes quién, y porqué te he vestido de poemas
aunque siempre te preferí desnunda y desafiante),
¿Sacarás de un cajon mis papeles amarillos
para tocarte donde nada más te toca,
soltarás una lágrima recóndita que te inunde de recuerdos,
o empañarás con un suspiro todos tus espejos?

Sólo confío en ti para burlarme de la muerte,
porque si me llega y te sigues econtrando en mis poemas,
por más años que pasen lijándote la risa,
no habré vivido en vano
no habré muerto del todo.

Y tal vez te ronde como un personaje de Jorge Amado,
para invadirte las noches, mientras crees que duermes,
y escribirte lo mismo entre las piernas, con amor de fantasma:
que estar vivo era esto, una baraja de letras que te nombran
salga la carta que salga,
una fiesta clandestina en un sótano a dos besos del cielo,
una botella que siempre estuvo medio llena,
y estas ganas de vivirte sorbo a sorbo,
sin controles del amor o la alcooholemia.

Estar vivo es esto que tengo contigo.
El resto, olvido.

Nos miran

Estos poemas felices que escribo para ti,
se los ponen a veces otras muchachas tristes,
transparentes en la soledad de sus pantallas.

Los  leen con las voces de amantes imposibles,
o les dan el tacto de un pasado imperfecto,
y los visten con lujosas ausencias tangibles.

Las hay, me informan, que quisieran detenerte,
provocadora de tanta desmesura a contraluz,
culpable del contagio de un amor inconveniente.

Y las que te odian, en ciertas noches invernales,
convencidas de que tienes algo que merecen:
estas palabras que te encuentran y te lamen.

Y mientras ellas nos leen y tú te lees al leerme,
la intimidad adquiere población de orgía,
y son tantas las manos que nos tocan.

No debería publicar esta otra forma de tenerte,
pero creo que disfrutas de sentirte desnuda,
abierta a las miradas que no acaban de verte.

Y cuanto más te excita la impudicia que temes,
más viva te sabes, más vulnerable y fuerte,
más libre de quedarte en mis manos, y mas mía eres.

Así que debemos esforzarnos, amante cómplice y furtiva.
Mientras creamos este mundo para dos contra la suerte,
entre estos versos tuyos que te esconden, ellas nos miran.

No sé cuánto



(Para la prima Isis
que lo rescató de mis mudanzas y olvidos)


No sé cuánto perdés,
y ganás tanto,
si emprendemos de la mano esta aventura,
de pelearle a la vida paso a paso
No sé cuánto perdés,
y ganás tanto,
si desato el nudo de tus penas
con la tijera de mis viejos desencantos,
y tiramos todo junto a la basura,
del olvido total o del pasado.

No sé cuánto perdemos,
y ganamos tanto,
si juntamos dos sonrisas extraviadas,
construimos la represa contra el llanto,
o animados por las dificultades,
nos trocamos,
dos en uno
y uno en tantos.

No sé cuánto perdés,
y ganás tanto,
si consigo despertar dentro de ti,
la epidemia que tus ojos desataron,
en mi espíritu cansado,
malherido,
en mi viejo soñador adormilado.

No sé cuánto he de perder,
y gano tanto,
si arriesgo, en esta apuesta todo el saldo,
para obtener,
hay que otorgar antes,
para ganar,
hay que perder un poco,
para ser feliz
hay que estar un poco loco.
Y de eso, vos sabés,
tengo bastante.


(Escribí este poema de amor “envenenado” de Benedetti hace 33 años,
y renegué de él durante 30. Ahora vuelve a gustarme.
¿Será que me voy haciendo joven?)