lunes, 1 de abril de 2013

La moneda







Ando repartido entre tu agenda y mis ganas.
Nadie me avisó que el amor
ese generoso ladrón de soledades
era también una moneda de dos caras.
En una se dibuja el valor absoluto de las horas compartidas
en la otra la avaricia de tenerte todo el tiempo y mas tiempo todavía.

Ando dividido entre el que celebra cada escaramuza de tus batallas cotidianas
y el que quisiera esconderte en una cueva hecha de embestidas y margaritas subterráneas.

Juego con la moneda sobre la misma cama que todavía te llama
la lanzo al aire y mientras baila asumo que no me alcanza ninguna de sus caras.
Si te quiero de algún modo
te quiero libre y volviendo excitada.
Si te quiero de algún modo
te quiero también rebelde esclava.

¿Desde cuando decide en el amor una moneda?
La oigo caer al suelo y no la miro.No hace falta.

Te quiero por lo que me das y por lo que te guardas.
Por lo que te descubres nuevo y me dedicas. Por lo que callas.
Por lo que aún no sabes de ti misma 
por lo que enseñas descarada.

Así que al bajar a la cocina en busca de una cerveza 
para brindar con tu vestido
pateo la moneda
sin rencores.

Ella no tiene la culpa de ser insuficiente 
para explicar el universo que te cabe en la espalda
Ademas
La única hucha que pretendo 
es la que se insinúa entre tus bragas.

Y yo 
de ti
no quiero ahorrarme nada.

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