lunes, 28 de diciembre de 2015

Ellos

Ellos

Tienen satélites espía
con aspecto de flor espacial
que nadie riega.

Y escuchas telefónicas mundiales
para no oír el dolor de sus propias familias.

Elaboran expedientes policiales
como enciclopedias de la rebeldía.
Presumen de gobernantes amigos
comprados al peso.
Contratan asesinos a sueldo
con paga extra por cada muerto molesto.

Fabrican venenos letales
y
por si acaso.
antídotos para casi todo
que no funcionan contra el miedo.

Ellos.
Que se sienten a salvo.
Pero tiemblan.
Los que se creen los dueños de la tierra.
De la gente.
De la lluvia.
Los que le ordenan al sol cuándo salir
y planean abrir
casas de putas
en la cara  oculta de la luna.

Ellos
saben
que no hay jaula capaz de encarcelar el viento
y que llevamos siglos de vendavales en las manos.

Y saben
también
que por cada vez que nos tumben
nosotros
los nadies
volveremos a levantarnos.

Con la estupidez acerada
del que defiende el derecho a la sonrisa sin tarifas.
Con la testaruda costumbre de bailar en el barro
y el vicio tan humano de abrazarnos.

Ellos.
No podrán amordazar
aunque lo intenten
todos los silencios estridentes
que anuncian su final más
que el más fuerte de los gritos.

Hasta que 1 día

donde alguien sangre
o llore de alegría
nazca 1 flor
que no podrán cortar
con sables
ni decretos.

Y ahí florecerá
su primera agonía.
Y su última derrota..

martes, 8 de diciembre de 2015

Ayudanos a hacer TU NOVIO VINTAGE


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lunes, 7 de diciembre de 2015

Arranca el crowdfunding para TU NOVIO VINTAGE

El lunes a las 22.00 horas comenzó la campaña de crowdfunding para recaudar los fondos que harán posible el disco & libro TU NOVIO VINTAGE, con poemmas escritos por mí y cantados por Adrià Navarro.
Serán 40 días para que su aporte nos ayude a hacer realidad el sueño.
Tu novio vintage no se venderá masivamente en tiendas, pero llegará a todos los mecenas-productores del mundo que quieran soñarlo con nosotros.

https://youtu.be/bm2y9F69jA0

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Echa un vistazo al Tweet de @carlossalem: https://twitter.com/carlossalem/status/673972648645382144?s=09

lunes, 16 de noviembre de 2015

Madriz (de 'Tu novio vintage')

Madriz

La vieja niña que no acaba de crecer,
se entrega por la noche a los extraños,
usa la mascara de lo que pudo ser
y busca el paraíso en los andamios.

Esta ciudad mordisquea mis poemas,
bebe mi sangre y se marcha sin pagar,
siembra muchachas tristes por la acera,
que no están cuando las vuelvo a buscar.

Me hace el amor si solo quiero sexo,
si me enamoro, se va con otro chulo.

Se sabe lo de cóncavo y convexo,
camina lento, pero meneando el culo.

Es callejón que a veces lleva al cielo,
la mecha que recorre los andenes;
caballeros sin honra que se baten a duelo
por doncellas que no bajan de los trenes.

Te llama por tu nombre
un día cualquiera,
pezones de semáforo,
corazón de ladrillo;
al mismo tiempo humilde y altanera,
corona de princesa,
bragas por los tobillos.

Aunque te deje lamerle las caderas,
nunca sabes si te volverá a llamar.
Guarda en las ingles todas las fronteras
que jamás me canso de cruzar.

Me deja pernoctar entre sus piernas,
me desaloja
si le da por recordar.
Me declara su amor
por las paredes.

Cuando amanezca,
Madriz
me volverá
a olvidar.

(Foto: atardecer en el templo de Debod, después de una carrera de infarto para llegar antes que el sol se fuera. Y como siempre, mereció la alegría).

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Reseña de Orgie casanière en babelio.com

Abajo, fragmento de la reseña en francés y link al texto  íntegro publicado en Babelio.con, sobre Orgie Casanière, mi primer poemario en francés que el sábado 14 presento en Madrid, con el apoyo de la gran Raquel Lanseros.

Ella leerá los textos en francés y yo en español.

Será en Vergüenza Ajena
(Galileo, 56)
20.00hs

Te esperamos!

"Généreux, inattendu et émouvant, Orgie casanière est de ces recueils qui se dévoilent avec lenteur et exsudent une part d'intime de leurs auteurs. L'authenticité et l'originalité inhérentes aux romans de Carlos Salem Sola sont ici bien présentes. Une écriture solaire et entière illumine ses pages."

Chronique à propos d'Orgie casanière, Carlos Salem, en ligne sur Babelio.com 

Pour lire la suite, suivez ce lien :http://www.babelio.com/livres/Salem-Orgie-casaniere/782906

martes, 10 de noviembre de 2015

A Buenos Aires

Ella

 
Buenos aires
es un montón de piedras que me nombran
el pibe que miraba a la gente
ir y volver de laburo
con una duda de más
en cada paso por la tarde.

 El miedo engalanado de semáforos.
La gente que se llevaban
porque "algo habrán hecho".
Ultramán peleando contra monstruos
que no necesitaban
un falcon verde para sembrar el miedo.

Buenos aires
de lejos
en neuquén
era la imagen de la peatonal florida
y las chicas abanicando minifaldas,
las calles como un dédalo
sin ícaros
que pudieran volar tan alto
como para derretirse
porque al sol no lo encontraban.

 Buenos aires
eran mis viejos paseando conmigo
cuando todavía se querían
rumbo a una pizzería del centro
un sábado
cuando para ellos
todavía no era tarde.

Buenos aires
es siempre algo que te falta
algo que perdiste
o encontraste.

Es piazolla en parís
madrid
o en un pueblo de italia
donde el “¿viste?”
se convierte en pasaporte
de camaradería y desconfianza.

 Buenos aires
es una gata flora irresistible
que cuando te vas te pide que te quedes
y si te quedás
te olvida en otra esquina.

Y no te quejás
porque vos ya lo sabías.

Es mujer
es madre
puta
y santa
que baila el rock
con los pasos de un tango.

 Será por eso
que yo vuelvo siempre.

 Será por eso
que no vuelvo tanto.

viernes, 23 de octubre de 2015

Ejercicio de dolor

Tan puercoespín como imaginarme Madrid sin vos.

Entonces, esas calles de la latina que siempre voy descubriendo
como pasadizos secretos que enseñarte (y que todo el mundo ya conocía),
pasarían a ser
simples percheros de piedra
para colgar turistas satisfechos.

Y este sol de otoño, regalito inesperado para desabrigarme la tristeza,
se convertiría en un color al azar
del catálogo pantone
de algún diseñador que nunca ha salido de su sótano.

Tan cocodrilo llorón y con motivos como caminar sin vos,
sin tu mano,
que siempre será un animalito suave
y tibio y fuerte,
envuelta en la mía, para que me sienta protegido y protector.

Tan flor embalsamada
como saber 
que detrás del alto muro de ese colegio
ya no hay niños jugando
a que son dioses en miniatura
y con las rodillas llenas de raspones;
sólo dos altavoces oxidados
emitiendo una grabación antigua,
una montaña baja de hojas secas
en un rincón del patio,
y una pelota de plástico pinchada
y  medio hundida
en un charco de color
verde desesperanza.

Tan lechuza sin sueños
porque no quiero dormir
si no vas a soñar conmigo.

Y esquivar los andamios como harías.
Y  mirar con recelo a los perros grandes, como los miras,
(aunque sean el único de mis miedos
que he vencido),
y caminar todo el andén del metro
hasta el final
como lo harías,
pero sin vos,
y no querer mirar
a la vías.

Tan espantapájaros con DNI
como contarle poemas
a tus zapatillas de andar por casa
y dejar que me picoteen los ojos
los pájaros
de todo lo que hacés volar en mí
el día que ya no quieras volar conmigo.

Tan limón reseco al fondo de la heladera.

Tan avenida desierta y sin sentido
si no si te trae o me lleva
hasta encontrarnos.

No hay gimnasio capaz de entrenarme
para este ejercicio de dolor
de tratar de inventarme una vida sin vos.

¿Una vida sin vos? No la quiero.
Llevátela, tan cupón de descuentos y yo sin ganas de comprar silencios.

Y lo peor y lo mejor de todo
(tan péndulo de un reloj de arena)
es que me repito que no te has ido,
que sólo fue un malentendido
de dos acostumbrados
a entenderse demasiado.

Pero me aterra que un día descubras
que soy un nene con miedo
un mago al que se le escapan
todas las palomas
un pobre tipo que se creyó rico
porque tus abrazos lo hicieron millonario.

Tan de cartón piedra
esta coraza mía de canalla andante.
Tan diluvio la sequía si no estás.

Tan precipicio perderte.
Tan laberinto encontrarme si te vas.

Tan colibrí
como esperar temblando en el aire
a que tu próxima sonrisa
me conmute la condena
de una ciudad sin vos
una vida sin vos
un planeta sin vos.

Tu próxima sonrisa.
Tan bienvenida.

Si es que llega.

domingo, 18 de octubre de 2015

Un pájaro de menos

Hoy no tengo poemas felices que vender
a cambio de una copa de caricias.

Hoy no escribiré una sola línea que transpire
mi cínica pero dulce confianza
en la raza humana.

Tampoco acudiré a los libros que me salvan de mi mismo
ni me haré el valiente
alardeando equilibrios de borracho
al borde de mis enanos precipicios.

Hoy.
Por un rato.
El mundo me ha vencido.

Nada particular.
Ningún cataclismo universal
que no hayamos visto por la tele.
Ninguna guerra nueva y además todas son la misma.
Ningún drama personal
de esos que dan de comer a los poemas.
Ninguna enfermedad terminal
salvo el amor y esa la disfruto.

Nada extraordinario que contar.
Solo un pájaro muerto
en una acera de Zaragoza
una mañana en la que el sol
parece haber salido del lado equivocado.

Un pajarito normal
gris
del montón
como todos nosotros
Incluso aquellos que nos creemos especiales
por enredar palabras
o confundir colores
o retorcer los sonidos que esconde una guitarra.

Parece dormido con el cuello roto
y un ala casi arrancada
y a lo lejos los penúltimos borrachos
canturrean la felicidad prestada de las fiestas del pilar.

Nunca me han gustado especialmente los pájaros.
Y admito que no es nada original mi odio a las palomas.
No sé si era un gorrión
o alguna variedad local del pájaro vulgar.

Pero volaba.
Hace poco volaba.

Y sé que no ha muerto de muerte natural.
Parece limpio y recién asesinado.
Si lo tocara todavía estaría tibio.
Y alguien acaba de matarlo
solo por que podía.

Acelero el paso y busco a los borrachos tardíos
que a estas horas ya son madrugadores.

Los alcanzo en la esquina de un bar
que acaba se abrirse bostezando
y uno de ellos,
el más borracho y el más alto,
le grita provocaciones a una pareja que camina abrazada.

Es él.
El asesino de pájaros vulgares
y por eso mismo irremplazables.

Él.
El arrancador de alas pequeñas para pequeño vuelos.
Tambien se llama gobierno, banca, estupidez obrera,
policia abusador, sindicalista corrupto, chivato del patrón,
o pobre de derechas.

Él ha matado a mi pájaro cualquiera
sólo porque podía.

Aprieto los puños y calculo
cuántas veces podré golpearlo
antes de que se recupere de la sorpresa
o me inmovilicen sus secuaces.

No demasiadas.
Puede que cuatro.
O sólo tres.
Llevo tanto tiempo sin entrenarme en el oficio de vengador de pájaros.

Me detengo en la esquina.
Si tuviera un arma lo mataría.
Pero no tengo más que rabia y un pájaro de menos.

Y el pobre y poderoso imbécil
se jacta sin saber
que él tambien
es un avecilla de cuello quebradizo
y que en cualquier momento
alguien le romperá el trabajo, el futuro o el cuello
sólo porque puede y sabe hacerlo.

Me digo que este pensamiento es solo una excusa
para no meterme en otra pelea que acabaría perdiendo.

Y me alejo
sabiendo que eso
es
y no es
cierto.

Zaragoza se despierta equivocada
y con un pájaro de menos.

Hoy el sol
salió al revés
pero el mundo
yo
y todos vosotros
seguimos siendo
la misma mierda.

miércoles, 14 de octubre de 2015

El sábado en Zaragoza!!!

Por fin me toca recitar en Zaragoza.
Y nada menos que junto a Irene X y Escandar Algeet.

El recital forma parte de la gira de Escandar OJALÁ JODER, que está recorriendo casi todo el país.

Los datos, en el cartel.
LA ENTRADA,LIBRE.
Los gastos de la gira (viajes, alojamiento, comida) se financian con la venta de libros.

No es obligatorio comprar, pero ayuda a que Escandar siga llevando a tu ciudad sus versos de esperanza y rabia.
(Igual se enfada un poco conmigo por decirlo, pero había que decirlo).

Nos vemos el sábado 17!

lunes, 14 de septiembre de 2015

Tipo con suerte


Soy un tipo con suerte
que seguramente no merezco.

No se me ha muerto
todavía
casi nadie
(Salvo mi abuelo Antonio
que cambió mi miedo a la noche
por su amistad con las estrellas

1 hijo que no llegó a nacer del todo
cuando yo tenía menos de 20 años
y en pelo y el miedo 
más largos
que ahora

y un amigo 
Gonzalo Torrente Malvido
mayor yo
y más golfo que yo
Y que sabía de literatura mucho más que yo
y que
contra todo pronóstico
amaba mis novelas ).

Soy un tipo con suerte
porque la primera vez que intenté seriamente suicidarme 
a la rotunda edad de once años
la fina capa de hielo 
que cubría aquel brazo del río patagónico
no se rompió.
Y crucé de un lado al otro.
Y me puse a saltar en el medio del río.
Y después de un rato me fui a casa
porque estaba dispuesto a suicidarme
pero no a sentirme un pelotudo 
para siempre.
(Aun me siento así algunos inviernos)

Soy un tipo con suerte 
porque la siguiente vez que lo intenté
con casi 13
me llevé las pastillas 
y una coca acola al baño
y un libro para disimular.

Y mientras esperaba a quedarme 
sólo en casa leí un poco
y luego un poco más.
Y se me mezcló el personaje femenino del libro
con una chica del barrio. 
Mayor.
Inalcanzable.
Y con unas tetas legendarias.
Y así fue que cambié el suicidio por la masturbación 
toda esa tarde
y todas las tardes que siguieron.
Y no me suicidé
pero casi muero de agotamiento ese verano.

Un tipo con suerte porque me fui  muy pronto de casa 
y cambié el mapa de regreso
por una libreta llena de versos que aun no entiendo.

Y aunque nunca he vuelto
sigo yendo
que es otra forma volver
.
Soy un tipo con suerte porque a los 23 
me dijo un joven médico que no llegaría a los 30
si no dejaba de beber.
Y me asusté 10 días.
Y  a los 15 volví a beber.
Y años después
al pasar por mi tierra me contaron
qué él había muerto a los 29.
El hijo de puta nunca había bebido.

Soy un tipo con suerte porque he amado a mil sirenas 
aunque casi ninguna supiera nadar en la bañera.
Y algunas la llenaron de pirañas
cuando yo ya no estaba.

Porque escribo lo que vivo en sueños 
Y hay gente que los sueña al leerlos.

Porque hace casi un año morí en Francia
Y resucité días más tarde en Madrid 
solo porque no puedo verte llorar
por mi culpa si no es de risa
o placer.

Soy un tipo con suerte
porque
cuando cualquiera diría
que ya no me quedaban fichas
aposté la única que me importaba 
a la cantidad de veces que parpadeas para frenar la lluvia.
Y no he dejado de acertar
desde esa noche
que empezamos a querer sin saber
al aprendernos.

El día que se me acabe la suerte,
si te vas,
hazlo como si siguiera rodando la ruleta
y tu número estuviera a punto de salir otra vez.

O mejor
no te vayas.

Y como cada lunes de la vida
sigamos haciendo saltar la banca
sin salir de la cama.

Para seguir siendo un tipo con suerte
Solo me hace falta hacerte falta.

Y no mirar atrás.
Y volver  a apostar todo mi capital a tus pestañas


Y no preguntar 
nunca
por
el número que salga.

martes, 7 de julio de 2015

Noches de hojalata

Noches de hojalata

Para David González, que las conoce.
Y para mí, que también.


Hay noches 
que se desangran de a poco
como ballenas varadas en una playa
de esas
que no frecuentan los turistas.

Noches
en las que no quiero estar conmigo
y no me gusto casi nada.

Noches en las que rompería a cabezazos
todos los escaparates de la gran vía
solo para saber que puedo hacerlo
y marchar silbando calle abajo 
sin temor a que venga la policía
ocupada como está 
en reprimir a los que piensan distinto
del gobierno.

Noches de verano 
en las que me abriría el corazón
y lo pondría bajo el grifo de la cocina
para que se enfríe.

Noches de alcanfor en los labios,
de no me dejes un arma a mano
y si la dejas
procura
que no esté cargada
o alejarte a tiempo.

Ya sabes qué noches digo
.
Porque a ti te pasa lo mismo 
o algo parecido
esto de conocerse demasiado 
como para quererse sin pestillos.

Esas noches con doble filo
que no importa 
de qué lado las agarres:
siempre te cortan.

Noches en las que nada es cierto 
salvo la tentación de las ventanas 
de uno noveno piso
(pero vives en  un quinto y te  faltan cuatro
porque llevas media vida repitiendo aquello que leíste
en una revista
de que para suicidarse con garantías
hay que saltar desde un noveno.)

Seguro que también a ti te pasa.
Pero yo lo digo y lo escribo 
porque ya no puedo tener
peor fama entre mis vecinos.

Noches en las que sólo 
el recuerdo del abrazo de mi mujer
me impide salir a bailar el último twist con la muerte
o pagar con sangre
las cuentas pendientes
de todos los borrachos y borrachas de Madrid.

Esas noches de hojalata
en las que se me oxidaría el alma de rocío
si no me la hubiera dejado hace siglos
en el guardarropas del bar del olvido.

Esas noches de matar o morir
o de ambas cosas,
De ser a la vez mi víctima y mi asesino.

¿Te cuento un secreto?

Esas jodidas noches también se terminan
si haces durar las copas el tiempo necesario.
Si contienes las ganas de degollar con ellas
 a los pesados
que se acercan a la barra para saber
“¿qué escribes, poeta?”
y que insisten y sonríen
cuando les dices
mirándolos a los ojos:
“escribo tu epitafio”.

Esas noches acaban
si dejas marchar
como a pájaros perdidos
a esas mujeres que no te interesaban
ni siquiera para alimentar
tu gran ego de viejo niño consentido.

Si cada trago es una cuenta atrás
y en algún rincón de la ciudad alguien madruga
como si al hacerlo estuviera salvando
a la civilización occidental
como si la civilización occidental
mereciera ser salvada.

Y suena una canción
que te recuerda cuando eras otro
y también el mismo idiota.
Y el camarero
-aunque sea amigo-
te sirve la última
como si en realidad
fuera la última de tu vida.

Haces durar la copa mientras el hielo se deshace en alegorías.

Y de repente
el buen sol aparece desflorando edificios.

Tímido
a medio empalmar
aun
pero subiendo.

Y tú
también te empalmas
porque la polla del sol es también tu polla
y ambas hacen retroceder por callejones mojados
a esa jodida noche de verano.

Una de esas noches terribles                                                                       
que por suerte siempre acaban
y por desgracia                                                                                             
siempre vuelven.

Así que ya sabes amigo:
abraza a tu mujer
deja ir a las que nunca han venido
no asesines a imbéciles
mima tu hígado
y tal vez sobrevivas a la próxima noche de hojalata.

O también puedes

hacer planes en otoño
abrigarte en invierno
aburrirte en primavera
y cuando llegue el verano
hacer gala de esos cojones
de los que tanto presumes
y cambiarte de casa
y mudarte a un noveno
con balcones a la calle.

Y saltar
desde luego.

Así
dejarás  
de tener miedo
para siempre.                                                 


martes, 30 de junio de 2015

De infancia y veranos

De infancia y veranos


Los patios, que eran jaulas ya sin rejas.
La avenida, una ruta hacia lo extraño.
Los golpes no pasaban de collejas.
La muerte, aún  vivía en otro barrio.

Los sueños que nunca se cumplieron,
incendian las portadas de los diarios.

El miedo que pisaba mis talones
es ahora un espanto de escaleras.

La estrella que era amiga de mi abuelo
no sabe que murió y sigue brillando.

El beso que te di en aquél tejado
no volviste a buscarlo, allí te espera.

La vida fue una noche de verano:

tu boca, que hoy me nombra en otros labios.

miércoles, 17 de junio de 2015

Entrevista en CULTURAMAS


Carlos Salem a propósito de “En el cielo no hay cerveza”, su nuevo libro

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«Siempre he sentido debilidad por las mujeres como ella, que son conscientes de su cuerpo pero no están pendientes de él, que hacen con su pelo lo mismo que con la vida: sacudirlo, recogerlo y, en un impulso nada calculado, desatarlo».
carlos-salem-en-el-cielo-no-hay-cerveza
En el cielo no hay cerveza.
Carlos Salem, novelista, poeta y periodista, nació en Buenos Aires (1959) y reside en España desde 1988. Es profesor del centro de Formación de Novelistas de Madrid y dicta talleres de narrativa. Entre sus novelas destacan Camino de ida (2007), Matar y guardar la ropa (2008), Pero sigo siendo el rey (2009), Cracovia sin ti (2010), Un jamón calibre 45 (2011) o Muerto el perro (2014). Su primera pieza de teatro, El torturador arrepentido (2011) fue representada en Madrid y Barcelona. También es poeta y escritor de literatura juvenil. Ahora vuelve al género de la cerveza-ficción con un título indicativo que lo que espera al lector, una novela negra cargada de acción e ironía que hace reflexionar a la vez que entretiene. Salem nunca defrauda.
En el cielo no hay cerveza. Carlos Salem. Navona Editorial, 2015. 432 páginas. 17,90 €
Un asesino en serie está eliminando a los más conocidos periodistas de tele-basura. El principal sospechoso es Diosito, un desaparecido freak que dice ser el hijo pequeño de Dios y que ya tuvo su ración de fama, la cual acabó de forma tajante cuando esos mismos periodistas lo ridiculizaron en directo delante de las cámaras. Sólo un viejo amigo, al que llaman El Poe, cree en su inocencia y recorre las calles de Madrid para hallarlo antes que los policías corruptos que quieren acabar con él. Los personajes que encontrará en su camino parecen sacados de un estrambótico y actualizado evangelio, donde priva más la cerveza y la parodia que el rezo. Pura diversión.
.
P.- Humor, intriga, tensión, crítica, thriller, un toque de vandalismo literario… ¿Ingredientes básicos para hacer que una novela negra se convierta en un gran entretenimiento?
Lo cierto es que soy un cocinero de los que guisan sin receta ni báscula para medir los ingredientes. Prefiero dejarme guiar por el sabor de la narración. En cuanto a lo de entretenimiento, que para muchos colegas parece un insulto, creo que toda emoción narrada (bien narrada) entretiene y provoca. Siempre he tenido miedo de aburrir (en la vida y en la cama), por eso me lo curro muchísimo. De modo que, si además de denunciar la basura que es la prensa del corazón, entretengo: genial. (Estaba por quejarme de la definición “vandalismo literario”, porque ya estoy un poco harto de que se me reduzca a la etiqueta del escritor gamberro solo porque no escribo como si hubiera desayunado dos tazas de almidón. Pero si me atengo a la segunda acepción de vandalismo (RAE dixit) “Espíritu de destrucción que no respeta coda alguna, sagrada ni profana”, suena mejor. No pretendo destruir nada, pero me encanta ser literariamente incorrecto, si eso supone escribir de lo que quiera y como quiera, sin pensar, como me dijo un colega, que “como parece que te tomas todo a broma, muchos críticos y editores no te tomarán nunca en serio”. Y yo le contesté, educademente: “Que se jodan. Mientras me tomen en serio mis lectores, mientras lloren en una parada de metro con un capítulo y se descojonen de risa con otro dos paradas más tarde, lo demás me da igual”. Confío en los lectores.
P.- Los evangelios en versión actualizada y llevados al extremo criminal… ¿No temes que algún desnortado se atreva a gritar ¡¡Sacrilegio!!?
No creo. De hecho, pienso enviarle un ejemplar al Papa. Esta novela nace de dos supuestos y uno de ellos es que si hoy Jesús bajara a la tierra, nadie le haría el menor caso, porque hemos perdido nuestra capacidad de asombro y con ella, la inocencia necesaria para creer. Yo me limité a proponer un hijo pequeño de dios, un treintañero de hoy en día, empeñado en ser más famoso que su hermanastro, al que al fallarle todos los intentos cae en lo más bajo que se pueda imaginar, que es la podrida prensa del corazón. Gente cercana a mí, que es creyente, ha leído la novela y se ha divertido mucho.
P.- Te has propuesto acabar, al menos en tu novela, con la tele-basura y sus presentadores más sensacionalistas… ¿Comulgas con el sueño de muchos españoles?
Ojalá así fuera, ojalá todos los españoles que denigran ese circo inmundo, ese prostíbulo de los valores éticos mínimos, hiciera lo mismo que yo: no verlos. La telebasura ha hecho a este país, mi país dese hace media vida, más daño que la corrupción. Y no es una frase hecha, es el fruto de mucha reflexión. La prueba es que cuando la sociedad ha querido saber de la corrupción, la ha rechazado y condenado. La telebasura tiene en España unos veinte años, y ha cambiado los modelos de éxito por el esperpento de hacer el garrulo (guionado o manipulado por pseudo periodistas) a cambio de tentadoras cantidades de dinero. Los niños ya no quieren ser astronautas, quieren ser tronistas.
carlos-salem
Carlos Salem.
P.- Tu personaje protagonista, Poe (si no recuerdo mal ya surgió en otra novela), tiene un toque entre poeta e hijo de puta… ¿pesa más el espíritu de escritor o el de gran provocador?
Sí, al Poe le llaman así porque es solo “medio poeta” y su otra mitad un cabronazo de cuidado. O eso quiere creer él para protegerse de sus propios sentimientos. Y tiene mucho de alter ego, pero luego va a su aire. En cuanto a mí, soy un escritor. Solo eso. Si lo que escribo provoca, es porque no concibo una literatura que no lata, que no sangre, que no se corra o se ría, que a veces es lo mismo.
P.- Pero en el seguimiento de Diosito también intervienen otros personajes que podrían asimilarse (en un sentido homenaje) a otros clásicos del género negro y policiaco, ¿no?
Desde luego. Pese a la etiqueta de “gamberro” y otras levedades parecidas, me declaro profundamente chandleriano, y esta novela es la primera mitad de un homenaje a El largo adiós, que me cambió la vida con catorce años. Personajes como el detective Arregui, que es una especie de Philip Marlowe de Donosti que vive en Madrid y que protagonizó mi novela Pero sigo siendo el rey; o el equívoco policía enamorado de una puta virgen y que responde al apodo de El Gato… son personajes de novela negra pero vistos des mi óptica y mi tiempo
P.- En tu novela se respira un cierto aire de fidelidad, de amistad inquebrantable, al menos entre algunos personajes.
Hace ya unos años, hablando con ese genio que es el novelista argentino Leonardo Oyola, llegamos a la conclusión de que casi todas nuestras novelas hablaban siempre de amistad y tienen un fondo de western. Esto último, en mi caso tiene mérito, ya que detesto ese género en cine. Creo que dentro de la gran cloaca en la que todos intentamos no hundirnos, hay gente que tiene pequeños gestos, heroicidades de andar por casa, que hacen que sigan y sigamos a flote.
P.- Evangelio de Cerveza-Ficción… Genial denominación, podríamos incluso hablar de un nuevo género dentro de la novela negra. ¿Cómo lo ves?
Empezó como una broma, cuando publiqué un libro de relatos enmarcados en lo que di en llamar Cerveza-ficción. Quería burlarme de esta manía de reducirlo todo a etiquetas, para que los lectores/ciudadanos/clientes no tengan que pensar, que eso es peligroso. Pero luego publiqué El huevo izquierdo del talento (que en el futuro volveré a publicar en su versión completa), ahora En el cielo no hay cerveza, y tengo escrita otra novela con el Poe como protagonista, y otro libro de relatos ce cerveza ficción en marcha, así que… igual la broma está dejando de serlo, jaja.
P.- Sexo, cerveza, televisión, crímenes y religión se dan la mano en su novela. Y el lenguaje canalla y callejero le acompañan. ¿Signo de identidad del Carlos Salem novelista?
Cada historia tiene el lenguaje, el narrador y el tono que la historia te pide. El ADN de un novelista no se simplifica a un listado de temas ni a un abanico de influencias. Tiene que ver, fundamentalmente, con la forma de mirar una historia y de contarla. En mi novela anterior, Muerto el perro, la protagonista era un ama de casa acomodada y beata, y su lenguaje era otro. La mirada de quién la creó, no cambia. La forma de contar, sí.
P.- También has hecho poesía, relato y teatro. ¿Quizás cada momento tiene su género? ¿En cual se siente más cómodo?
Hasta no hace mucho tiempo hubiera respondido que soy un novelista que escribe poemas. Recientemente he comprendido que llevaba años engañándome al respecto. Soy tan poeta como novelista. Y a quién no le guste, pues hay más autores. He tenido la suerte de que en los últimos dos o tres años, mucha gente joven (tengo casi 50.000 seguidores en twitter que se han ido acercando por mi poesía) se fijar en mis versos, los hiciera suyos, se los tatuara en la piel… Eso demanda una responsabilidad por mi parte.
Las dos patas de mi proyecto literario son y han sido novela y poesía, y viceversa. No creo que sean excluyentes, al contrario. Se complementan. Una novela que carezca por completo de lirismo, es poco más que un ensayo o un reportaje. En un espectáculo poético-musical que montamos con el músico y poeta Diejo Ojeda, yo recitaba una copla que decía: “Mi amante fue la poesía/me casé con la novela/ Y tuve lo que quería, que era un trío con gemelas”.
P.- ¿Tienes ya algún nuevo proyecto narrativo entre manos?
Estoy terminando de corregir una nueva novela juvenil. La serie de El Hijo del Tigre Blanco, que publiqué con EDEBÉ fue una experiencia maravillosa y tanto la editorial como yo tenemos ganas de reincidir. Además de eso, llevo escrito un tercio o más de otra novela negra a mi estilo, relacionada con el miedo que nos da el paso del tiempo, y esperando su turno una novela no negra que me atrae mucho. Y algunas cosas más, en comic y si da tiempo, en teatro. El caso es hacerlo bien. Soy mi primer lector, y mucho más exigente de lo que podría pensarse. Ahí se acaban las gamberradas.
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Por Benito Garrido (@benitogarridog).

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http://www.culturamas.es/blog/2015/06/15/carlos-salem-a-proposito-de-en-el-cielo-no-hay-cerveza-su-nuevo-libro/

martes, 16 de junio de 2015

En torno al fuego

(En un lugar cercano, 
dentro de poco tiempo,
si no lo evitamos.)


Es cierto, amor.
Es verdad, amigos
Hay que admitirlo entre compañeros
(e incluso si se trata de fugaces conocidos).
Es mi deber decirlo, ya que soy uno de los más viejos de la tribu.

Es inútil negarlo por más tiempo, hijos míos:
Nosotros fuimos los que cambiamos el cielo por este purgatorio de pasillos.
Los culpables de todo.
Los sindiós.
Los demagogos ingenuos malnacidos de los que os hablan
en el templo
cada tarde los sacerdotes del patrón.

Casi no recuerdo cómo ocurrió.
Pero sí recuerdo una cosa:
Estábamos rodeados de hijos de puta.

Alguien nos cambiaba el precio mientras dormíamos.
Y nuestras pestañas eran en realidad
el código de barras de un producto de oferta
a punto de caducar en cualquier supermercado chino.

Y quisimos cambiarlo todo.
Pero no supimos.
No pudimos.
A veces sospecho que no quisimos.

¿Qué fue de nuestros afilados sueños,
de nuestros versos capaces partir en dos mitades y al vuelo
un rizado vello púbico o un sistema corrupto?

¿En qué descanso entre dos tiempos
decidimos empatar ese partido de solidarios contra desclasados,
el mismo que nos dijeron que íbamos ganando,
incluso sin haber pertenecido
nunca
a ninguno de ambos equipos?

¿Por qué dejamos que se apolillara en el trastero
ese abrigo  de motivos que
(dijimos)
nos salvaría de la intemperie de la historia,
escrita siempre por y para otros,
y siempre lejos?

Tal vez porque sabíamos que nos quedaba grande,
ese abrigo.

Que era menos arriesgado
hacernos el origami con los poemas y los textos utópicos,
que hacernos el harakiri con la realidad indiferente y bien vestida.
Esa  realidad que nos prometía
una silla supletoria y derecho a las sobras
en el banquete de los supervivientes;

La que nunca nos contó
(pero sabíamos,
 joder,
 claro que sabíamos)
que nuestra dignidad sería el entrante, el primer plato y el postre;
el mantel y el felpudo,
la sabana pringosa o la servilleta ajada
con que los comensales indiferentes
se limpiarían las manos o los gruesos obscenos labios
pintados
 de rojo
sangre             
 ajena.

Y nos plegamos.
En tres.
Es veintidós.
En millones, si hacía falta.

Y si no nos hartamos de esperar a que cayeran las migajas
fue porque solo nos permitieron entrar a la antesala de ágape
armados
de paciencia.

Y creímos lo que quisimos creer, queridos míos.
Y soltamos los palos
para que no nos llamaran violentos.
Y nos molieron a palos.

Y preferimos pensar que una ley mordaza
era algo que podíamos cambiar llevando el ticket
a la planta de complementos de El Corte Inglés,
donde siempre podía ser primavera
en pleno invierno
si así lo decretaba el crédito de tu tarjeta.

Y en nombre del estado de derecho
nos quitaron los derechos.

Y en vista de que no sabíamos elegir
(cuando ellos decidían que era tiempo de elecciones)
un día
directamente
decidieron por nosotros.

Y como la palabra escrita era demasiado valiosa
para dejarla en manos del populacho,
nos cortaron las manos
con el mismo quirúrgico desdén
con que antes nos habían cortado las ideas.

Y nos lo merecimos.

¿Os he dicho que estábamos rodeados de hijos de puta?
También de espejos.

Por eso cada noche,
cuando ya han hecho su ronda de cernícalos
los sacerdotes del patrón,
dejo de fingir que me he quedado vacío de esas palabras  
(secretas
Prohibidas)
y nos sentamos en el rincón más olvidado del pasillo,
en torno al fuego,
para afilar entre susurros las pocas que me quedan,
las que debéis esconder celosamente

hasta que llegue el momento
de cortar gargantas y cadenas.

Porque a cada sílaba rebelde que aprendéis
me crecen dedos en los muñones;
y acaso con el tiempo pueda empuñarlas otras vez,
pero sin miedo al doble filo,
porque solo lo que corta abre caminos.
Y nosotros estamos hartos de vivir
un simulacro de vida en un pasillo.

Por eso, hijos míos, queridos amigos,
cuando llegue el momento
y armados de palabras como alfanjes,
vamos a cortar amarras sin temor a la deriva.
Que siempre será mejor naufragar en alta mar
que ahogarnos en este charco,
un poco más cada día.

Vamos a hacerlo.
Vosotros lo haréis.
Con vuestras manos.
Con mis muñones florecidos en dedos acusadores.

¡Lo haréis!
Salvo que
como nosotros,
estéis rodeados de hijos de puta.

Y de espejos