viernes, 2 de diciembre de 2016

África

ÁFRICA

La recuerdo diminuta y poderosa
un copo de nieve ardiendo
en mi mano
y capaz de incendiar el universo.

Recuerdo que me daba miedo
tenerla en brazos
porque la temía frágil
y la sentía invencible
y el planeta rotaba
solo para acunarla.

Recuerdo
o quiero recordar

que mi voz la calmaba
cuando estaba inquieta.

Que me buscaba
con su mirada solemne
y se dormía en paz
al encontrarme.

Que yo
             iba a ser
                             su héroe.

No lo fui.
No estuve.
No supe serlo.

Ahora es una joven mujer
pequeña e interminable.

Tiene sus propias cicatrices invisibles
y es probable que muchas lleven
la firma de mi ausencia.

Otra son suyas.
Se las ha ganado a pulso
y además yo no puedo ser
tan importante.

Escribe versos como alas de papel
en los que la tristeza se perfora
de felicidad que viene de camino
pero todavía no lo sabe.

Quiere pintar el mundo
y dibuja súper héroes
aunque la única super heroína
de su vida fue y será
con razón
su madre.

La suerte no se merece.

Por eso
yo a veces tengo
otra oportunidad.

Ya no aspiro a ser su héroe.
Pero no seré su kriptonita.

Me perdí su adolescencia
y fui una pregunta sin respuesta durante toda su infancia.

Pero no me perderé verla volar
tan alto
que el sol se aparte
para no molestarla.

Apenas me he asomado a ella.
y sigue siendo
más grande
por dentro que por fuera..

Su madre y yo
la llamamos como un continente
porque adivinamos que sería
incontenible.

Pero nos quedamos cortos.
Muy cortos.

Ahora entiendo
que debimos ponerle nombre
de galaxia.